"¿Ves la Torre de los Descalzos, sin campanas ni frailes desde el "año de los tiros"? Ahora es un "palomar".
Pero no te lo creas, niño. En cuanto es de noche, salen a las oscuridades las "palomas", que son las brujas untadas con enjundia de muerto. Van por el aire en busca del Macho Cabrío. Y cantan un estribillo.
Y tan pronto se equivocan o dicen la palabra "domingo", que es la del Señor, caen en los tejados y se perniquiebran. Unas cantan: Lunes y Martes, Miércoles Tres. Otras contestan: Jueves y Viernes, Sábado Seis."
Yo, desde la azotea, contemplaba aquella torrecita, sus azulejos, con la multitud de sus pináculos torneados y su vidriado chapitel seudobulboso, y quedaba pasmado.
(Andando los años la torrecita de los Descalzos comenzó a evocarme en su barroquismo sevillano la de una trasoñada y remota pagoda hindú).
Rafael Laffón, "Sevilla del Buen Recuerdo"
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