El patio es el centro de la casa en todos los sentidos. Es como una estufa que distribuye el calor y el aire. En ella siempre ha de haber un rincón al sol, siempre uno a la sombra. Por sus paredes se ve girar la luz del día y entra la noche con su misterio. Es un mirador del cielo, un lugar de contemplación y en este sentido un templo. “Templum” era allá en Babilonia el lugar desde donde se contemplaba el firmamento.
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El patio es también jardín. Famosos son los floridos, encantados patios de Andalucía que yo he visto modulados de ciertas maneras en los maravillosos patios antillanos. De origen árabe, no puede por menos de simbolizar, creo, algo muy islámico pero no extraño a la mente cristiana: la rememoración del paraíso terrenal. El patio, el nuestro, el patio hispano es símbolo y recuerdo de ese trocito de paraíso irrenunciable que según padres de la Iglesia como San Agustín, queda intacto en el alma.
María Zambrano, "La Casa: El Patio"
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