Por la mañana, en el aire puro y rosiblanco, la Giralda ingrávida, transparente, -menos aún o más que de cristal- está todavía desnuda como en la noche.
Una mujer desnuda que sintiera, de pronto, su desnudez.
¡Qué alegre y atropellada, cantando al sol primero, en su risueño despertar de la primavera, sobre el panorama rubio de su visión!
Juan Ramón Jiménez, "Por el Cristal Amarillo"
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